Historia de una escalera

Fernando: Sí. Acabar con todo esto. ¡Ayúdame tú! Escucha: voy a estudiar mucho, ¿sabes?
                  Mucho. Primero me haré delineante. ¡Eso es fácil! En un año... Como para entonces
                   ya ganaré bastante, estudiaré para aparejador. Tres años. Dentro de cuatro años
                   seré un aparejador solicitado por todos los arquitectos. Ganaré mucho dinero. Por
                  entonces tú serás ya mi mujercita, y viviremos en otro barrio, en un pisito limpio y
                  tranquilo. Yo seguiré estudiando. ¿Quién sabe? Puede que para entonces me haga
                  ingeniero. Y como una cosa no es incompatible con la otra, publicaré un libro de
                  poesías, un libro que tendrá mucho éxito...

Carmina: (Que le ha escuchado extasiada) ¡Qué felices seremos!

Fernando: ¡Carmina!

(Se inclina para besarla y da un golpe con el pie a la lechera, que se derrama estrepitosamente.
Temblorosos, se levantan los dos y miran, asombrados, la gran mancha blanca en el suelo).

Firmado: Antonio Buero Vallejo

Expectativas y realidades desde siempre han existido... no?